domingo, 23 de diciembre de 2012

¿Crisis o ruptura?


En esta época del año es donde se suceden más divorcios, rupturas y crisis de pareja.

Aunque las causas suelen ser otras y el deterioro de la pareja no sucede de la noche a la mañana, el agotamiento y el estrés, pueden efectivamente llevar a una ruptura.

Si bien es verdad que hay amores para toda la vida a pesar de los problemas, también es cierto que aunque nos cueste o duela reconocerlo, hay relaciones que se desgastan y que tienen una fecha de vencimiento.

Pero entonces, ¿cómo diferenciar una crisis pasajera de una ruptura?

Lo primero que debes hacer, es sentarte a meditar en profundidad y de manera objetiva acerca del tema. Vaciarte de los pensamientos negativos, tratar de comprender tu relación y en definitiva al otro, haciéndote una serie de cuestionamientos. Puedes probar con esta serie de interrogantes:


¿El amor por mi pareja se encuentra intacto y sólo estoy experimentando un enojo pasajero?


¿Sigo confiando en mi pareja?

¿Creo en que con algunos cambios y poniendo buena voluntad de ambas partes la relación puede mejorar?

¿Me interesa seguir apostando por esta pareja?

Todas estas, son preguntas interesantes, que te ayudarán a encontrar la respuesta a esta incertidumbre que muchas veces te confunde y no te permite ver el fondo de la cuestión.

Los roces de la convivencia y los problemas cotidianos, pueden en ocasiones hacerte sentir que tu pareja está tan desgastada que es imposible de recuperar. Cuando se atraviesa por una crisis, el estado emocional cambia, por ello es necesario tomarse las cosas con calma para no tomar decisiones apresuradas, de las que luego puedas arrepentirte.

A veces, recurrir a una terapia de pareja, puede ser la mejor solución para encontrar los motivos por los cuales estás pasando por este estado de tensión y puede ayudarte a retomar el rumbo de la relación.

La pareja perfecta no existe, las crisis son normales en toda relación, pero si el respeto, el compromiso y el amor permanecen intactos, entonces vale la pena seguir luchando por salvar la relación.

La felicidad de la pareja, depende en gran parte de nosotros mismos, buscarla, cuidarla y compartirla con el otro, es nuestra responsabilidad.



 

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