Del
“me encanta como eres”, al “deberías de cambiar eso” pasan apenas unos meses en
la vida de la pareja. Al principio es fácil, la droga del amor hace que
idealicemos a la pareja y la veamos como algo realmente perfecta, lo que dice,
cómo lo dice, cómo se mueve, sus gestos, sus gustos… ¡Sí, hasta un suspiro sale
al recordarlo!
Pero,
de repente, llega un día en que algo pasa, una aspereza, una mala palabra,… y es
cuando, sin darnos cuenta, entra de golpe una dosis de realidad en la nueva
pareja comenzando así el juego del desmonte y remonte para saber si esa persona
es realmente la que elegiremos para compartir el resto de nuestra vida.