"Octavio Paz decía:
La libertad no es una idea política ni un pensamiento filosófico ni un movimiento social. La libertad es el instante mágico que media en la decisión de elegir entre dos monosílabos: sí y no.
Pasaje:
Me acuerdo siempre de una escena.
Mi primo, mucho más chico que yo, tenía tres años.
Yo tenía unos doce...
Estábamos en el comedor diario de la casa de mi abuela. Mi primito vino corriendo y se llevó la mesa ratona por delante. Cayó sentado de culo en el piso llorando.
Se había dado un golpe fuerte y poco después un bultito del tamaño de un carozo de durazno le apa-reció en la frente.
Mi tía, que estaba en la habitación, corrió a abrazarlo y mientras me pedía que trajera hielo le decía a mi primo:
“Pobrecito, mala la mesa que te pegó, chas chas a la mesa...”, mientras le daba palmadas al mueble invitando a mi pobre primo a que la imitara.
Y yo pensaba: ¿...?
¿Cuál es la enseñanza? La responsabilidad no es tuya, que sos un torpe, que tenés tres años y que no mirás por dónde caminás; la culpa es de la mesa.
La mesa es mala.
Yo intentaba entender más o menos sorprendido el mensaje oculto de la mala intencionalidad de los objetos.
Y mi tía insistía para que mi primo le pegara a la mesa...
Me parece gracioso como símbolo, pero como aprendizaje me parece siniestro: vos nunca sos responsable de lo que hiciste, la culpa siempre la tiene el otro, la culpa es del afuera, vos no, es el otro el que tiene que dejar de estar en tu camino para que vos no te golpees...
Tuve que recorrer un largo trecho para apartarme de los mensajes de las tías del mundo.
Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participación en los hechos.
Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene cada cosa que hago. Para que las cosas que me pasan me pasen, yo tengo que hacer lo que hago. Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa, sino que soy responsable de lo que me pasa, porque en algo, aunque sea pequeño, he colaborado para que suceda.
Yo no puedo controlar la actitud de todos a mi alrededor, pero puedo controlar la mía. Puedo actuar libremente con lo que hago.
Tendré que decidir qué hago. Con mis limitaciones, con mis miserias, con mis ignorancias, con todo lo que sé y aprendí, con todo eso, tendré que decidir cuál es la mejor manera de actuar. Y tendré que actuar de esa mejor manera.
Tendré que conocerme más para saber cuáles son mis recursos.
Tendré que quererme tanto como para privilegiarme y saber que ésta es mi decisión.
Y tendré, entonces, algo que viene con la autonomía y que es la otra cara de la libertad: el coraje.
Tendré el coraje de actuar como mi conciencia me dicta y de pagar el precio.
Tendré que ser libre aunque a vos no te guste.
Y si no vas a quererme, así, como soy;
y si te vas a ir de mi lado, así como soy;
y si en la noche más larga y más fría del invierno
me vas a dejar solo y te vas a ir...
cerrá la puerta, ¿viste? porque entra viento.
Cerrá la puerta. Si ésa es tu decisión, cerrá la puerta.
No voy a pedirte que te quedes un minuto más de lo que quieras. Te digo: cerrá la puerta, porque yo me quedo y hace frío.
Y ésta va a ser mi decisión.
Esto me transforma en una especie de ser inmanejable.
Porque los autodependientes son inmanejables y sabemos que no hay nadie que los pueda manejar.
Porque a un autodependiente lo manejás solamente si él quiere, con lo cual, no es manejable, no estás manejándolo; él está manejando la situación, el se está manejando a sí mismo.
Esto significa un paso muy adelante en tu historia y en tu desarrollo, una manera diferente de vivir en el mundo y probablemente signifique empezar a conocer un poco más a quien está a tu lado.
Si sos autodependiente, de verdad, si no vas a dejarte manejar ni siquiera un poquito, es probable que algunas de las personas que están a tu lado se vayan... Quizás alguno no quiera quedarse.
Bueno, habrá que pagar ese precio también.
Habrá que pagar el precio de soportar las partidas de algunos a mi alrededor.
Y prepararse para festejar la llegada de otros ......(quizás.....)"
Me ha encantado recordar esta lectura. Que gran verdad, el precio que se paga.Pero ..que bien te sientes luego. La mochila pesa mucho menos.
ResponderEliminarHola guapísima!!!!!.....si...recuerdo....mereció la pena...!!
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