martes, 30 de mayo de 2017

EL SEXO EN LA PAREJA

  
Gracias al significativo avance de la sexología y de la medicina sexual en los últimos años, hoy en día se pueden mencionar ciertas tendencias en las que coinciden las encuestas, los estudios y las investigaciones, donde la inmensa mayoría de las personas sostiene que:
 
  • el sexo es un aspecto muy importante en sus vidas, especialmente entre los que están casados
  • les importa mucho tener una vida sexual satisfactoria
  • una vida sexual placentera aumenta su calidad de vida
  • una vida sexual insatisfactoria puede acarrear numerosos problemas tales como depresión y, especialmente, llevar a la ruptura de la relación de pareja
  • las investigaciones transversales concluyen con que el bienestar sexual subjetivo se correlaciona positivamente con el nivel general de felicidad, tanto en hombres como en mujeres; y que, por el contrario, las disfunciones sexuales están altamente asociadas a experiencias negativas en la relación de pareja y en el bienestar general, así como con problemas de salud física y emocional
  • existen evidencias de una estrecha relación entre disfunciones sexuales y estados depresivos, los que se influyen mutuamente
  • los estudios transversales y longitudinales han comprobado repetidamente que, quienes viven en pareja, tienen mejor salud, viven más años, se sienten más en paz y están más satisfechos con sus vidas que quienes no lo hacen
  • La inmensa mayoría de la población vive en pareja o desearía vivir en pareja



La medicina sexual plantea que la sexualidad forma parte de nuestra salud integral y que una vida sexual satisfactoria conlleva significativos beneficios para nuestro bienestar físico y emocional, incrementando la satisfacción con la vida en general, actuando como un antídoto relativo contra síntomas mentales y estabilizando el humor.
 
 
Bienestar sexual y satisfacción subjetiva con la pareja van de la mano para ambos sexos. 
 
Por ejemplo, existen matrimonios con hijos, finanzas inestables y horarios extenuantes, que afirman tener una unión muy fuerte, lo cual atribuyen parcialmente a su placentera vida sexual.
 
 
Aquellos que se declaran satisfechos tanto con su matrimonio como con su vida sexual señalan que sus relaciones sexuales son frecuentes, que no desean tener sexo con otras personas, que no suelen rehusar sexualmente a su pareja y que, si ésta les rechaza, son tolerantes y comprensivos. En matrimonios “sanos”, ambos ven al sexo como una manifestación de sensualidad, pasión, ternura, afecto, amor y juego. Lo satisfacen dentro de la relación y no lo emplean para manipular ni para solucionar conflictos.
 
 
 
 
En cambio, la insatisfacción sexual afecta negativamente la percepción del otro y de la relación como un todo. La falta de sexo por periodos largos se ha correlacionado con disminución de la satisfacción personal y mutua, con desánimo y apatía en la comunicación, con rutina, aburrimiento, inercia y desinterés. En la mayoría de las parejas sexualmente insatisfechas, la vida se vuelve complicada y los problemas sexuales repercuten en otros planos, manifestándose en  falta de comunicación, reproches y malestar emocional, entre otras. Por otra parte, la satisfacción sexual ayuda a mantener la ilusión, gatilla el mecanismo de acercamiento, de disfrute, crecimiento y erotismo; en otras palabras, es un importante factor motivacional y lúdico que contribuye a tener ganas de resolver dificultades que se tengan en otras áreas, aclarando que no se debe caer en creer que los problemas de convivencia puedan solucionarse a través del sexo o que la mayoría de las desaveniencias se deban al sexo.
 
 
 
 
¿Qué papel ocupa el sexo en la estabilidad de la pareja? ¿Puede una buena sexualidad mantener unidas a dos personas a lo largo del tiempo? Y por el contrario, ¿es posible que el fracaso de la intimidad termine con una relación?
 
El sentido común nos indica que el buen funcionamiento de la sexualidad es una condición previa casi absolutamente necesaria para el éxito de una relación, pero a veces no alcanza. Es, prácticamente, inimaginable que una pareja se pueda mantener a lo largo del tiempo –al menos en forma honesta- sin sexo. Pero… nada es imposible… Del mismo modo, todos conocemos personas que se mantienen unidas sólo por el motor de la sexualidad, aunque ¿por cuánto tiempo?
 
Una pareja se une, generalmente, por amor y con la finalidad de trascender. Pero el verdadero “gancho” puede ser el sexo. Las parejas que se unen porque tienen buena química sexual, pueden terminar en amor y hasta en matrimonio. Otras comienzan al revés: por al amor, la ternura, y el compañerismo. Del amor al buen sexo también debe de haber un camino que pueda terminar en una relación seria, duradera y sólida.
 
A veces, la sexualidad juega un papel tan fuerte que soluciona otros conflictos, o al menos los anestesia. Así, las peleas correspondientes a otras diferencias terminan resolviéndose entre las sábanas. Pero, ¿hasta dónde es bueno que una pareja se reconcilie en la cama? Porque una cosa es que luego de resolver una discusión sobrevenga una noche de amor y pasión cual frutilla de la torta, y otra muy distinta que se tapen los problemas con los artificios de la fogosidad (por decirlo elegantemente).
 
 
La sexualidad debería ser una manera de manifestar el amor  aunque para muchos puede ser el motor de la vida y de la relación, más allá de los sentimientos. El sexo seguramente no es un antídoto para resolver otros problemas, y muchas veces (cuando no funciona satisfactoriamente para uno o ambos miembros de la pareja) puede convertirse en un problema en sí mismo. Una sexualidad frustrante ha llevado y sigue llevando a muchos matrimonios al abismo.
 
Tampoco es bueno que alguno de los dos use el sexo como revancha por otros conflictos. Y esto es muy frecuente que ocurra: el varón o la mujer “castiga” al otro con la indiferencia sexual ante una diferencia o un enojo, y terminan transformando la cama en un espacio de disputa de poder.
 
Sin duda, la sexualidad es un gran motor de la vida y de las relaciones. ¿Hasta qué punto puede mantener unida a una pareja o separarla definitivamente?
 
 
 
 
 


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