Aunque la psicología ha avanzado en el tema de las adicciones, a las sustancias, juego, trastornos de la alimentación... el tema de la ADICCIÓN AFECTIVA no ha sido igualmente tratado. Y sin embargo un gran porcentaje de pacientes psicológicos consultan por problemas derivados de una dependencia afectiva extrema que les impide establecer relaciones amorosas adecuadas. El exceso de afecto, las adicciones afectivas pueden resultar tan impactantes en nuestra vida como la falta de amor, el abandono. La adicción afectiva es otra mas de las adicciones que padecemos frecuentemente.
El apego es adicción
Depender de la persona que se ama es una manera de despilfarrar la propia vida donde son regalados irracionalmente nuestro amor propio, el respeto por nosotros mismos e incluso nuestra esencia.
Entregarse al otro es un acto de cariño desinteresado, pero si en esa entrega está presente el apego, no es mas que una manera de rendirse por el miedo a perder lo bueno que tiene la relación. Siempre necesitamos a quien amamos, pero si esa necesidad se convierte en algo inhumano, en algo enfermizo, nos hace esclavos de ella, nos convertimos en un apéndice de la persona amada, no en un verdadero compañero.
Cuantas veces nos hemos escuchado a nosotros mismos decir frases como: "Mi existencia no tiene sentido sin ti". " Vivo para el" "Ella lo es todo para mi" " Si me faltaras me moriría" "Qué haría yo sin ti" "Te necesito"... declaraciones de amor que han brotado de nuestro corazón palpitante por comunicar afecto. Realmente no son muestras de amor verdadero. El amor no debe estar contaminado de adicción.
En muchos casos las personas son incapaces de poner fin a una relación perjudicial. En otros el freno es la sensación de perdida o de abandono. No se resignan a la ruptura, permanecen inexplicablemente en una relación absurda. Muchas otras personas se aferran a que aun le aman. Y mi consejo es que una persona no debe esperar a desenamorarse para terminar la relación. Las personas adictas necesitan aprender autocontrol para que aun necesitando la droga, sean capaces de luchar con la urgencia. Lo mismo ocurre tanto con la adicción afectiva, la comida, el sexo o las sustancias. Hay que alejarse de ese placer momentáneo para disfrutar a medio plazo de una satisfacción mayor, liberarse de esa esclavitud. Cuando uno comienza a independizarse, descubre que lo que lo que sentías por el no era amor, sino una forma de adicción psicológica. Hay que liberarse de el o de ella sintiendo que lo quiere, pero que no le conviene.
Algunas personas sufren la necesidad de tener la seguridad de tener a alguien, así fuera una compañía espantosa.
El deseo no es apego
Querer algo con todas las fuerzas no es malo, convertirlo en imprescindible, sí lo es. Tener deseo no es estar apegado. Pero cuando no puedes dejar de tener lo que deseas, el sexo, el amor de tu pareja, la adulación o admiración de la misma, entonces no lo tienes bajo control, es adicción.Una persona apegada nunca estará preparada para la perdida, no entiende la vida sin su fuente de seguridad o placer. Si hay síndrome de abstinencia, hay apego.
Y detrás de todo apego está el miedo. Y el miedo esta originado por algo mas que aun está detrás. Si tienes miedo a deprimirte cuando te quedas solo, estarás apegado a quien te haga compañía.
Ser desapegado, no es ser indiferente
El desapego no es amor, sino una manera sana de relacionarse con independencia, no posesividad y sin adicción. La persona no apegada es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo o la frialdad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética. Una relación libre da paso a la ternura, deshaciéndose de la posesividad, de los celos y de cualquier emoción egoísta. No podemos vivir sin afecto, pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra ahorcarse con el. El desapego es la forma de amar sin miedo, sin miedo a estar solos, a que nos abandonen, a que nos engañen, a no poder tirar solos...
A que puede uno estar apegado en su relación de pareja
El placer y el sentido de comodidad se mezclan para crear una súper droga de alta adicción que puede aparecer como bienestar, tranquilidad, diversión, engrandecimiento del ego a través de la pareja, confianza, compañía, soporte, apoyo emocional o simplemente presencia física.
1. Apego a la seguridad/protección. "No soy capaz de hacerme cargo de mi mismo", estas personas necesitan alguien que se haga responsable de ellas. De ellas obtienen seguridad para enfrentar una realidad percibida como amenazante. Este es el apego mas resistente, se experimenta como cuestión de vida o muerte. Aquí se busca la supervivencia en estado puro, ni siquiera se busca el amor, ternura o sexo. Se busca la calma, se busca estar a salvo. Este tipo de apego tiene su origen en la sobreprotección de los padres en la niñez.
2. Apego a la estabilidad. Este es el miedo al abandono. Prefieren mal matrimonio que una buena separación. Su único objetivo es mantener la unión afectiva a cualquier costo. Buscan confiar en que el otro no los abandonará y están dispuestos a pasar por alto temas como la infidelidad o el mal trato.
3. Apego a los mimos y arrumacos, a las manifestaciones de afecto. Este es el terreno de los dependientes con baja autoestima. El objetivo es sentirse amado. Prefiero una separación con amor, a un matrimonio sin afecto. A todos nos gusta recibir amor, lo necesitamos, pero es distinto quedarse colgado a las manifestaciones de afecto, estar siempre pendiente de cuanto cariño nos prodigan para verificar si somos dignos de ser amados. Esto ocurre cuando alguien no se quiere a si mismo. El miedo a no ser amado se transforma en necesidad de ser amado. También entre las personas con baja autoestima, necesitan sentirse deseadas sexualmente por lo que enfatizan el cuidado personal o la estética. Para ellos funciona: Si soy deseable, soy querible.
4. Apego a las manifestaciones de admiración. Cuando estas personas no se sienten valiosas, si alguien que les parece poderoso o seductor les demuestra admiración, el apego no tarda en llegar. Concretamente, una de las mayores causas de infidelidad es la búsqueda de admiración. Es muy habitual las parejas formadas por el, narcisista y maltratador que primero adula y aprecia las cualidades de su mujer atándola a si, para luego despreciarla y dañarla con agresiones físicas o verbales. Ella dice que sabe que es una pareja ideal pero que tiene brotes de mal humor. El proceso continua cuando el se arrepiente, vuelve a admirarla y a adular su ego para continuar la rueda de maltrato y desprecio.
5. Apego al bienestar: sexo, tranquilidad o compañerismo. Este apego no es reconocido por la sociedad y por las personas como una adicción. Esta forma de dependencia es vista como normal por la cultura e incluso por la psicología. La utilización frecuente de estos estimulantes que nos aportan paz y camaradería diaria los convierte en potencialmente tóxicos. Hay cuatro formas de bienestar que pueden generar apego:
· Apego sexual. Encantador y fascinante para unos, angustiante, preocupante y desgarrador para otros.
· Apego a los mimos. El apego a los mimos, puede estar libre de todo apego sexual. La hipersensibilidad a los arrumacos pone en marcha una catarata de reacciones placenteras químicas en todo nuestro cuerpo que es difícil no quedar atrapados por los besos, los abrazos, la sonrisa y otras manifestaciones de afecto.
· Apego al compañerismo. Son personas sumamente apegadas cuyo principal enganche es la coincidencia de gustos e inclinaciones. La buena compañía los mantiene íntimamente unidos. No es fácil ser compañero, confidente y cómplice de la pareja pero si esto ocurre, la unión adquiere una solidez notable. Cuando una pareja apegada por la camaradería intenta separarse, el intento no suele prosperar porque hallar un sustituto afín es muy difícil.
· Apego a la convivencia tranquila y en paz, es de los mas apetecidos, sobre todo después de los cuarenta años. Hay una época en la vida en que estamos dispuestos a cambiar pasión por tranquilidad. Aunque si obtener la apreciada tranquilidad implica renunciar a los demás placeres y alegrías que el AMOR SANO me puede ofrecer, pensaría seriamente en revisar mi concepto de paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario